Hablando solo

 

Intento ir a dormir con la certeza de que el próximo día será más valioso, que, de alguna forma, el Pepe de mañana será mejor que el Pepe de hoy. «Aprenderé alguna lección», «conoceré a alguien», «me tocará la lotería» o «dejaré de ser tan yo» son algunos de los deseos que me acompañan durante el sueño. Pero la realidad siempre supera a la ficción y cada día resulta ser, de un modo u otro, una decepción.

Hoy mismo, por ejemplo, ha resultado ser un fracaso; ha pasado poco más de medio día y ya quiero borrarlo entero. Al menos he confirmado lo que sospechaba, que entiendo de dónde procede el odio a mí mismo: de no actuar cuando debería y de actuar de forma errónea por la imposibilidad de mantener los pies en el suelo por completo y de dejar de cometer estúpidos errores. Me descentro un momento y los esfuerzos de varias horas han resultado inútiles. La satisfacción por haber aprovechado el tiempo se desvanece para dejar paso, por este orden, a la incredulidad, al «tierra trágame», al odio a la vida, al odio a uno mismo y, al final, uno aprende de sus errores y acepta que errar es humano.

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No suelo pasar de la fase de odio a uno mismo, y hoy no será una excepción. En un segundo todo puede cambiar. Las bases que nos ayudan a seguir adelante pueden derrumbarse en cualquier momento ante cualquier leve brisa imprevista, y con ello se deja vía libre a la anarquía de los elementos. Es un sistema muy débil que debe reforzarse mentalmente, con cariño y apoyo a uno mismo.

Por favor, no seáis como yo. Prestad atención a todo cuanto hagáis y no dejéis las cosas para el último momento, porque quizá no lo habrá. Seré vulgar -como siempre-: haced lo posible para evitar la sensación de haberla «cagado», porque no podréis volver atrás y enmendar vuestro error. Tan solo podemos aceptar las consecuencias de nuestras acciones y reparar cuanto podamos. Con la edad es más difícil concentrarse y se es más propenso a actuar sin pensar, pero si os acostumbráis a pensar antes de actuar, estos problemas no serán tan graves.

 

7 comentarios en “Hablando solo

  1. Desde que empecé a leerte he visto un cambio en tus letras, como si tu otro yo fuera el que escribiera, y la verdad es que me gusta, aunque no siempre escribas alegrías, en este momento acabo de usar mi ironía. Yo también hablo sola, creo que todos lo hacemos alguna vez, y el que no lo haga que se lo mire jaja.

    Un abrazo.

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