WordPress cada vez me gusta menos: la inteligencia artificial

Los responsables de WordPress añadieron una opción que permite utilizar una «inteligencia artificial» que te modifica el texto y te aclara dudas. Me temo que llegará un punto en el que las ilustraciones, los textos, las canciones y todas las obras e invenciones que dimanan de la cultura y del espíritu humanos, serán creados por una máquina en lugar de por un individuo de carne y hueso. Por aquí sí que no. Os podéis meter la inteligencia artificial (un término para intentar adjudicar consciencia y libertad de pensamiento a un conjunto inanimado de datos y algoritmos) por el mismísimo culo. Los humanos aún podemos manejar la situación, gracias, no necesitamos a supuestos ayudantes que presuntamente nos faciliten la escritura. No me meteré en los campos de la medicina, ni de las matemáticas ni en ninguno del que no tenga ni la más remota idea, porque en estos casos incluso podría venir bien aunque, ¿en WordPress? Quitad vuestras sucias zarpas digitales de mis textos, autómatas descarados. Con lo de modificar el texto se añade mucho contenido sin sustancia y, en cuanto a la resolución de dudas, algo me dice que con una búsqueda rápida en Gúguel llegaría a la misma información que me transmite. Así que esta nueva función no me sirve para nada y de servir para algo no la usaría, porque aquí se viene a sufrir, a luchar para dotar un texto de un mínimo de coherencia, a aprovechar la información que voy atrapando en mi día a día y mi experiencia e imaginación para escribir y ver qué paparruchas pongo.

Analicemos la extensión de la inteligencia artificial (antes estaba en pruebas y era gratuita, sin embargo, ahora es de pago, por lo menos en el plan gratuito de WordPress):

«Eleva tu contenido«, o séase, que lo que escribes está más o menos bien, pero vaya, que con la inteligencia artificial sería muchísimo mejor, porque eres un poquito inútil y necesitas que te estén encima para que te mejoren el contenido. «Creación de contenido sin esfuerzo«: esto es lo que más me duele. Vamos, que llegará el día en el que pulsarás un botón y se escribirá un texto sin tener que hacer nada. Pulsarás otro y se escribirá un comentario. Pulsarás otro y te darán de comer. Pulsarás otro y te llevarán al baño y te ayudarán a hacer tus necesidades. Pulsarás otro y te llevarán a la cama. Pulsarás otro y te resumirán un cuento porque claro, no vas a estar más de dos minutos escuchando una historia con una capacidad nula de retención y atención. Pulsarás otro y la máquina te dirá cuándo te conviene pulsar los botones para «escribir», comer, higienizarse y dormir. ¿Qué sentido tiene hacer algo sin esfuerzo?, ¿dónde está la alegría al recoger los frutos? ¿Nos sentiremos como impostores o, como somos los que pulsamos el botón, somos verdaderos creadores? La creación implica esfuerzo y me estáis diciendo que si pago 11 € al mes podré crear sin esfuerzo. No quiero que la gente venga aquí a ver cosas que conllevan pagar mensualmente y que no requieren un mínimo de impulso intelectual, ni quiero leer o ver publicaciones creadas por máquinas.

Por mí, podéis coger vuestro cachivache y hacer con él lo que queráis, pero aquí no lo quiero. En lugar de eso, quiero una plataforma cómoda para escribir y que no se empantane cuando llevo algunos párrafos escritos, no que un puto aspirante a robot se haga pasar por lo que no es con la excusa de facilitar la redacción. Lo aviso ya: con tanta chorrada os vais a cargar la cultura, insensatos. En lugar de recordar, leer, educarse, imaginar o mirar por la ventana para inspirarnos, tendremos una máquina que nos dará cientos de ideas que valdrán menos que unas muestras gratuitas de papel mojado. En lugar de querer crecer como individuos, le reiremos las gracias a la nada y diremos: «Desde que la inteligencia artificial nos ayuda, todo ha mejorado un montón, así podemos perder el tiempo en las estupideces que tanto nos gustan». Y una mierda. El día en el que le dejemos a cargo a una máquina un asunto de humanos será el día en el que empezaremos nuestra decadencia como especie. Nos vamos a volver vagos, idiotas y dependientes, con memoria de pez y cerebro con terrenos que nunca se van a edificar. La máquina nos dirá «A», nosotros sabemos que es «B» y todo apunta a que es «B», no obstante, como la máquina es superlista porque dispone de todos los datos del mundo y algoritmos que son la hostia en bicicleta, pues tendrá que ser «A». Es que solo de pensarlo me caliento; será la dictadura de los cables y de los procesadores, la religión de los bits y del código binario. Que no me entere yo de que trabajáis en códigos y algoritmos. Aquí solo escriben humanos para humanos. Si las máquinas quieren escribir que se busquen su propio espacio; que se creen un blog y que escriban (si no lo han hecho ya).

En serio, se os está yendo la olla con el tema de la inteligencia artificial. Llegará un momento en que la frontera entre lo real y lo ficticio desaparecerá y no sabremos si ese contenido que vemos u oímos será real o no. Dejaremos de hacer pie en la vida y nos convertiremos en objetos vivientes. Lo disfrazan como algo revolucionario y útil y a mí me parece una estafa más de las que intentan colarnos de vez en cuando, como las televisiones con pantalla 3D, los coches eléctricos, los productos ecológicos y los enefeté. Estas máquinas solo son loros que escupen información sin entenderla. Que no pille yo a una inteligencia de estas porque va a desear haber sido calculadora. ¿Sabéis qué uso les veo? Espiar a la población con la excusa de recopilar datos para mejorar los servicios.

– Pero mira, también cuenta chistes.

– Sí, como los habituales del bar, aunque ellos no tienen tus datos ni escuchan lo que dices en tu intimidad.

– Pero mira, responde dudas.

– Ya, es que antes estaba todo mucho más claro que ahora y no había necesidad.

– Pero te dice el tiempo que hace.

– ¿Sabes cómo puedes saber el tiempo? Con el teletexto, buscando por internet o mirando por la puta ventana.

– ¿Y cómo puede aprender si no le damos información?

– Bueno, pues si realmente es una inteligencia artificial, seguro que las coge al vuelo, estudia y consigue un trabajo.

No entiendo bien el inglés, no obstante, con la opción de resumir veo que el párrafo queda prácticamente con las mismas líneas, así que hay que considerar la remota posibilidad de que nos estén tomando el pelo y de si no le estaremos dando más importancia de la que tiene. Voy ojeando por Twitter y muchos comentarios son de bots, que no es lo mismo que una inteligencia artificial: un bot, en muchas ocasiones, no es más un humano que se hace pasar por una máquina que se hace pasar por un humano. Además de los bots, se ve que si citas determinadas cuentas, una «inteligencia artificial» se pasa por allí y deja un comentario que, por lo que he visto, no es más que una repetición de la información que se le ha facilitado y denota que estas «inteligencias» no tienen ni puñetera idea de qué están hablando. Seguro que en poco tiempo habrá verdaderas inteligencias artificiales (o, como mínimo, algo que sea capaz de hacer algo más que copiar y ejecutar tareas programadas) que discutirán entre ellas con retazos de conversaciones de gente real. Nos habremos extinguido y por ahí quedarán unos robots que serán una burda imitación de lo que solía ser un humano, que se comunicarán con trozos de frases sin contexto de Luisito, de Jaimito, de Juanita y de Conchita que no tendrán ningún sentido, aunque a ellos les valdrán para entenderse o, al menos, para creer entenderse.

Al final, lo que era una crítica a la inteligencia artificial de WordPress se ha convertido en un discurso de odio contra las máquinas con cierta capacidad de autonomía; solo me han faltado las horcas y las antorchas y atacar informáticos. Puede que algún día aborde el tema de la inteligencia artificial en su conjunto, porque de verdad que me parece apasionante definir qué es la inteligencia, qué es artificial y qué es la consciencia y seguro que daría para una entrada filosófica bastante apañada. Auguro que no me quedará otra que hacerme amish y volver al papel y lápiz de toda la vida, sin duda mucho más fiables, seguros, sencillos y efectivos que estas aberraciones que intentan imponernos hoy en día.

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