Tiempo

Cuando era un chico que descubría un pedazo de mundo cada día, cuando era inocente y desconocía cómo es este mundo en realidad, vivía cada verano como si fuera el último. Esas épocas, felices y breves, me hacían sentir vivo: sentía que estaba viviendo el presente. Era una sensación que no entendía por aquel entonces, y que apenas puedo recordar ahora, pero sé que ya no volverá. Mi niñez fue una época maravillosa; no me entendáis mal, ahora veo que no tenía por qué ser feliz, pero lo era porque no conocía nada más. No me importaba lo que hacían los demás, ni si se iban de viaje, ni si tenían más juguetes, ni si iban a cenas familiares… No tenía casi nada de eso, pero sabía que mi vida era mía, me sentía completo, realizado. Es irónico sentirse realizado en la niñez, cuando se supone que es la etapa en la que debemos prepararnos para poder conseguirlo de adulto, algo de lo que muy pocos pueden vanagloriarse.

beach-1525755_640.jpg

Un día mis padres me llevaron a la playa, un comportamiento casi inaudito en ellos, hacer algo que no sea un deber para con su hijo, algo que me hiciera feliz. Estuvimos todo el día ahí, desde la mañana al anochecer. Hice castillos de arena, salté desde las rocas al agua, nadé, buceé, jugué con mis padres -a los que no vi como extraños durante unas horas-, corrí con los pies descalzos por toda la orilla, tropecé, me levanté… Sentía el mundo a mis pies, como si todo lo que hubiera estuviera allí para divertirme, para que les diera un uso. Hay algunos momentos en mi vida -que pueden contarse con los dedos de una mano mutilada- en los que querría vivir para siempre, que el tiempo se congelara, reducirlo todo a una pequeña burbuja, en mi burbuja, donde estuviera todo lo que quiero y desechara lo que no; aquellos momentos en los que de verdad me sentía feliz, en los que quisiera haber podido agarrarme con las manos, como un niño que no quiere irse de casa para ir al colegio. Tristemente para mí, mi vida no se detuvo ahí, no pude anclarme en ese momento para siempre, porque todo tiene un final.

¿Que qué paso? La vida. Sufrimos un proceso evolutivo para llegar a ser quienes somos, y debemos sufrir otro para irnos como otros, pero no dejamos de ser lo mismo en nuestro interior, no podemos cambiar nuestro núcleo. A veces, cuando apenas puedo seguir adelante, cierro los ojos con fuerza para transportarme otra vez allí. Deseo oír decir a mi madre: «ha sido una pesadilla», y despertar, mirarme en el espejo y ver que soy un niño, que todo esto ha sido un sueño, que soy joven de nuevo, que no cambiará jamás, que todas las desgracias que he sufrido no volverán, que sólo es posible ser feliz. Pero sé que no será así. Sé que todo irá a peor, que dentro de unos años desearía volver a ahora; sé que me arrepentiré de no vivir el momento, pero ya no soy inocente, sé lo que hay. Ojalá fuera un niño otra vez, ojalá fuera un ignorante para ser feliz.

4 comentarios en “Tiempo

Deja un comentario